La Santa Inquisición

Fotógrafo : Lucia Pareja - V ciclo

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al entrar al Museo de la Santa Inquisición, una pena atravesó mi alma con mucho dolor. De pronto el pecho se me encogió por tanta tortura...por tanta lucha, por saber por fin quien manda en este mundo, eliminaron a personas que tenían un pensamiento diferente.

El Tribunal de la Santa Inquisición se remonta a cientos de años atrás con el Rey Felipe II, quien lo construyó el 7 de febrero de 1569. Los primeros inquisidores fueron el licenciado Serván de Cerezuela y el doctor Andrés de Bustamante. Con el tiempo el número de inquisidores fue creciendo y con ello el personal subalterno.


La primera sede estuvo ubicada en la Iglesia de San Agustín, luego se trasladó a la residencia del oidor Paredes. Pero, años más tarde el lugar dejó de ser perfecto por la curiosidad de decenas de limeños. En 1584 se trasladó al frente de la Plazuela del Estanque, lo que es hoy la Plaza Bolívar.


En el Museo de la Santa Inquisición se dieron una serie de maltratos en la época Colonial, esto a causa de la gran intolerancia hacia las personas que pensaban distinto acerca de la religión, política u otros aspectos. En este lugar el fin era combatir las herejías, perseguir el judaísmo, el protestantismo, las blasfemias y las desviaciones sexuales, empieza diciendo el guía del museo, que nos muestra y dice todo lo ocurrido.


En ese ambiente aturdido por los gritos se ven expresiones marcadas por el dolor. Látigos, ruedas, hierros candentes, entre otros instrumentos sirvieron para torturar a los denunciados. Muchos historiadores en sus investigaciones han mencionado que el Tribunal llegó a procesar por lo menos a tres mil ciudadanos provenientes de Perú y Bolivia. De todas las penas, la que más sobresalió, fue la de ser quemados vivos en la hoguera. Según fuentes católicas llegó a 32 el número de muertos, de los cuales el 70% fueron judíos, todos fueron hombres excepto por una española llamada María Francisca Ana de Castro.


Las torturas y matanzas continuaban hasta que se proclamó la república y se decreto la abolición del Tribunal. Pero, misteriosamente se dio un “oportuno” saqueo y además, sucedió un incendio en las instalaciones de dicho ambiente, lo que perjudicó el trabajo de investigación. Por ello se tuvo que recurrir a diferentes fuentes como la crónica.

El Museo de la Santa Inquisición ubicado en el Centro de Lima, entre la avenida Abancay y el jirón Junín, al frente de la Plaza Bolívar tiene un gran potencial cultural al que podemos asistir gratuitamente.El Tribunal de la Santa Inquisición forma parte de nuestro legado histórico, y es nuestra responsabilidad conocerlo y orientarnos para que jamás vuelva a ocurrir.









miércoles, 21 de abril de 2010 en 15:17

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